Los cables eléctricos vienen en una amplia variedad de tipos, cada uno diseñado para cumplir con requisitos eléctricos y ambientales específicos. Uno de los tipos más comunes es el cable de un solo hilo, que consta de un conductor sólido individual. Estos cables se utilizan típicamente en aplicaciones donde la flexibilidad no es una preocupación principal, como en instalaciones eléctricas fijas dentro de edificios. Los cables multicapa, por otro lado, están compuestos por múltiples pequeños conductores retorcidos juntos, ofreciendo mayor flexibilidad y se utilizan a menudo en aplicaciones donde el cable necesita ser doblado o movido con frecuencia, como en electrodomésticos o electrónica portátil. Los cables de cobre son ampliamente utilizados debido a su excelente conductividad eléctrica, mientras que los cables de aluminio a veces son preferidos por su menor costo y peso ligero, especialmente en sistemas de distribución de energía a gran escala. Los cables aislados son esenciales para la seguridad, ya que la capa de aislamiento previene que la corriente eléctrica se escape y protege contra descargas eléctricas. Diferentes materiales de aislamiento, como PVC, XLPE y goma, ofrecen diferentes niveles de resistencia al calor, durabilidad y resistencia química, lo que los hace adecuados para diferentes entornos. Los cables blindados están diseñados con una capa adicional de material de blindaje, generalmente una malla o lámina metálica, para proteger contra la interferencia electromagnética, haciéndolos ideales para aplicaciones que involucran equipos electrónicos sensibles. Además, existen cables especializados como los cables coaxiales utilizados para transmitir señales de radiofrecuencia, y los cables de fibra óptica que usan luz para transmitir datos a alta velocidad, expandiendo la gama de tipos de cables eléctricos disponibles para diferentes necesidades de comunicación y eléctricas.