Los cables de control para aplicaciones marítimas enfrentan desafíos únicos derivados de la corrosión por agua salada, temperaturas extremas y estrés mecánico, lo que impulsa diseños especializados para garantizar un funcionamiento confiable en entornos marítimos. Estos cables cuentan con envoltorios impermeables hechos de elastómeros termofijos o polietileno reticulado (XLPE), a menudo combinados con una armadura de acero inoxidable para resistir el desgaste y los daños causados por la vida marina. Los conductores de cobre estañado previenen la corrosión provocada por el aire salino, mientras que geles bloqueadores de humedad o cintas hinchables al contacto con el agua inhiben la migración del agua a lo largo de la longitud del cable. Los cables de control marítimos también cumplen con normativas como IEEE 45 y los requisitos de Lloyd’s Register, asegurando resistencia al fuego y baja emisión de humo en espacios cerrados. Los diseños flexibles acomodan los movimientos de los barcos, con escudos trenzados para minimizar la interferencia electromagnética en sistemas sensibles de navegación y comunicación. Algunos modelos avanzados están diseñados para uso submarino, con construcciones resistentes a la presión para profundidades de hasta varios miles de metros, lo que los convierte en esenciales para plataformas offshore, barcos y robots submarinos.