Los estándares de seguridad para cables se establecen para proteger contra peligros eléctricos y garantizar la fiabilidad de los sistemas eléctricos. Estos estándares cubren varios aspectos, comenzando con las especificaciones de materiales, exigiendo el uso de conductores de alta calidad, como el cobre o el aluminio, con la conductividad adecuada y resistencia a la corrosión. Los materiales de aislamiento deben cumplir con requisitos estrictos de resistencia eléctrica, retardantes de llama y durabilidad para prevenir fugas eléctricas y riesgos de incendio. Por ejemplo, en muchas regiones, los cables utilizados en edificios residenciales y comerciales deben ser retardantes de llama o incluso resistentes al fuego para limitar la propagación del fuego en caso de una avería eléctrica. Los estándares de instalación dictan rutas apropiadas, tierras y métodos de conexión para prevenir descargas eléctricas y cortocircuitos. Los cables deben instalarse con los espacios adecuados respecto a materiales combustibles y otros componentes eléctricos. Además, existen estándares para las marcas en los cables, asegurando que la información, como las clasificaciones de voltaje, el tamaño del conductor y el tipo de aislamiento, esté claramente y correctamente etiquetada para una fácil identificación y verificación de cumplimiento. Los procesos regulares de pruebas y certificación, realizados por autoridades reconocidas, son esenciales para mantener estos estándares de seguridad, asegurando que los cables cumplan con los requisitos de rendimiento y seguridad durante todo su ciclo de vida.