Las instalaciones eléctricas requieren dos tipos de cables eléctricos, flexibles y rígidos, que sirven para propósitos diferentes. Los cables rígidos deben fabricarse con un conductor sólido único para asegurar que proporcionen fuerza y estabilidad en las instalaciones fijas. A diferencia de los cables rígidos, los cables flexibles están hechos de múltiples hilos entrelazados que permiten mucho movimiento, lo que significa que son ideales para aplicaciones donde se requiere movimiento. Es muy importante conocer la diferencia entre estos dos tipos de cable, ya que ayuda a garantizar la seguridad y funcionalidad del proyecto.