Los cables de alta tensión ofrecen numerosas ventajas a la industria eléctrica, permitiendo una transmisión de energía eficiente y confiable a larga distancia. Una de las principales ventajas es su capacidad para transmitir grandes cantidades de energía eléctrica a lo largo de distancias extendidas con mínimas pérdidas de energía. Al operar a altas tensiones, la corriente que fluye a través de los cables puede reducirse, lo que a su vez disminuye las pérdidas resistivas (pérdidas I²R) en los conductores. Esto permite que la energía se transmita desde fuentes de generación, como plantas eléctricas, hasta subestaciones y usuarios finales distantes con mayor eficiencia, ahorrando energía y reduciendo los costos operativos. Los cables de alta tensión también contribuyen a la compactación de la infraestructura de la red eléctrica. Dado que pueden transportar más potencia en un solo cable, se requieren menos cables para una determinada capacidad de transmisión de potencia en comparación con los sistemas de baja tensión. Esto reduce el espacio necesario para líneas de transmisión, facilitando la planificación y construcción de redes de transmisión, especialmente en áreas urbanas o en zonas con derecho de vía limitado. Además, los cables de alta tensión están diseñados con una robusta capa de aislamiento y protección para soportar las mayores tensiones eléctricas asociadas con altas tensiones, asegurando la fiabilidad y seguridad a largo plazo del sistema de transmisión de energía. Son esenciales para mantener un suministro de energía estable y eficiente, apoyando el desarrollo económico y la creciente demanda de electricidad en todo el mundo.