Los cables eléctricos de baja tensión para la seguridad están diseñados meticulosamente para minimizar riesgos en entornos residenciales, comerciales e industriales donde la seguridad eléctrica es primordial. Estos cables generalmente operan a voltajes inferiores a 1000V y cuentan con características como materiales de aislamiento retardantes de llama, como compuestos libres de halógenos y de bajo humo (LSZH), que emiten mínimas cantidades de gases tóxicos y humo durante la combustión, lo cual es crucial para la seguridad pública en edificios y transporte. Los conductores suelen fabricarse con cobre libre de oxígeno para una mayor conductividad y resistencia a la corrosión, reduciendo el riesgo de sobrecalentamiento. Las estructuras doblemente aisladas proporcionan una capa adicional de protección contra las descargas eléctricas, mientras que las fundas codificadas por colores garantizan conexiones de cableado adecuadas para evitar errores de instalación. Los estándares de seguridad como IEC 60227 y UL 758 regulan su diseño, exigiendo pruebas rigurosas para la resistencia del aislamiento, la resistencia a la tracción y la propagación de llamas. Algunos cables de baja tensión también incluyen conductores de tierra para disipar fallos eléctricos de manera segura, haciéndolos ideales para hogares, hospitales y centros de datos donde la seguridad no es negociable.